Si el movimiento genera espacio y estructura -tal y como plantea el físico norteamericano William Day- obtendríamos una explicación muy sencilla y razonable para entender la evolución de MediaLab Madrid. Una primera exposición y simposio internacional de arte, ciencia y tecnología (Cibervisión 02_dinámicas fluidas) generaba a principios de 2002 tal movimiento y repercusión en el Centro Cultural Conde Duque que la cuestión de abrir un espacio y una estructura de programa permanente se planteó de forma inmediata. Así comenzaron las actividades de MediaLab Madrid, inicialmente concebido como un pequeño laboratorio abierto a la producción, investigación, formación y exposiciones de arte y ciencia relacionados con las nuevas tecnologías de la informática y de las telecomunicaciones, de carácter marcadamente transdisciplinar.
Uno de los principales objetivos del programa de MediaLab Madrid, es el de ofrecer a los ciudadanos la posibilidad de asomarse a los nuevos escenarios que surgen de la intersección entre la creación artística, la investigación científica, los avances tecnológicos y las nuevas dinámicas sociales de la comunicación. Con ello, las actividades de MediaLab Madrid se encaminaron hacía la así llamada Tercera Cultura que integra la humanista y la científica, apostando por el diálogo y la libre circulación de experiencias y conocimientos. Ya no podemos entender por cultura tan sólo la creación plástica, la música, el teatro, la literatura o el pensamiento. Ciencia y tecnología también son cultura. Ambos tienen un papel incuestionable en la manera de concebir, percibir y relacionarnos con el mundo que nos rodea; influyen en nuestros hábitos y costumbres. La ciencia, al igual que el arte, aunque de distinta manera, está intentando hacer visible lo invisible. Está intentando generar distintos modelos de cognición y comprensión, distintas maneras de entender los patrones y procesos que rigen la vida en general y la experiencia contemporánea en particular.
¿Quién concebiría las innovaciones científicas sin los avances tecnológicos? ¿Y quién hablaría hoy del arte contemporáneo sin las nuevas tecnologías audiovisuales del vídeo, del ordenador o de Internet? La interacción entre nuestro imaginario y las tecnologías de la comunicación constituyen uno de los motores de la producción cultural; de una evolución que nos ha llevado desde la edad de la piedra a la era del silicio (que básicamente sigue siendo arena muy depurada) y de la información.