Sam Taylor-Wood

(Londres, Reino Unido, 1967)

Cineasta, fotógrafa y artista visual, en su obra reflexiona sobre los extremos de la emoción humana, la vulnerabilidad y fragilidad del cuerpo y la mortalidad del ser humano. Perteneció al grupo de artistas Young British Artists (YBAs), en sus obras tempranas exploró la sexualidad femenina y se negó a reflejar a la mujer como objeto pasivo del deseo. En su videoinstalación Killing Time (1994) aborda el violente aislamiento del individuo. Five Revolutionary Seconds (1995) es una serie fotográfica donde la cámara tarda cinco segundos en recorrer los 360 grados necesarios para captar la imagen del interior de una casa y las personas que ahí se encuentran, estas fotografías panorámicas generan una serie de “imágenes escena” que distorsionan el espacio original y abren abismos entre los personajes que habitan el espacio. En 1997, Taylor-Johnson ganó el premio a la artista joven más prometedora en la Bienal de Venecia. En algunas de sus piezas se observan referencias a la iconografía de la pintura renacentista y la flamenca, Soliloquy (1998), fotografías cuya composición consiste en una imagen principal, de una figura aislada, y una inferior en la que aparecen una multitud de personajes capturados con la misma técnica del barrido de 360 grados, imágenes que representan fantasías subconscientes. Taylor-Johnson también examina la división entre el ser y la apariencia. En Prelude in Air (2006), la artista filmó a un músico tocando una pieza de violonchelo de Bach, pero el instrumento fue borrado. Asimismo, en Breach (Girl and Eunuch) (2001), una chica es retratada sentada en el suelo en medio de la pena que la agobia, pero el sonido de su llanto se ha eliminado. Circunda la cultura popular y las celebridades con propuestas incisivas que analizan el tema de la apariencia en la sociedad actual. Su serie Crying Men (2002-2004), en la que actores tan emblemáticos como Dustin Hoffman, Laurence Fishburne, Benicio Del Toro, Jude Law y Sean Penn, entre otros, lloraron frente a su cámara, cuestiona el vínculo entre el artificio de la actuación y la liberación de emociones reales. Entre 2004 y 2008; Taylor-Johnson realizó una serie de autorretratos donde simuló un efecto de levitación, en Bram Stoker’s Chair (2005) profundiza en la idea de la sexualidad femenina liberada de las ataduras de la sociedad victoriana.

En MediLab se presentan sus obras Still Life (2001), donde la cámara estática captura el proceso de descomposición de la fruta, hasta quedar convertida en una masa amorfa de color gris y A Little Death (2002), donde capta el proceso de descomposición de una liebre muerta.